domingo, 22 de febrero de 2015

Capitulo III



Cuando salimos de palacio volando por una de sus ventanas, sentí la sensación de perder contacto con Rafael, y de repente me encontré recostado en mi sillón tratando de explicarme la razón de este súbito despertar.
Un poco enfadado conmigo mismo, me levante a prepararme una taza de café en el apartamento que ahora ocupo y que fuera parte del área de servicio en una de las residencias cercanas al centro de la ciudad, que posee la comunidad de laicos con la que vivo. Es una pequeña mansión de casi 100 años, en un área moderna reformada, en la que se han levantado nuevos apartamentos. Tengo cerca, el Campo Central del Colegio de Houston, 2 capillas dentro del complejo habitacional en qua vivo, además, tengo la iglesia del Santo Rosario, atendida por padres Dominicos de la cual hablaré en otro de mis capítulos y por supuesto, el área de museos, galerías y teatros relativamente a una distancia corta, así como el estadio de base-ball de los Astros y la arena de “basquet-ball” de los “Roquets” de Houston, además debo agregar la cercanía de varios cafés a los que me gusta ir seguido. El cambio de domicilio fue debido al invierno, en que trabajar en el garaje-estudio, sería una cosa imposible. Fui instalado como antes dije, en un pequeño apartamento que era usado por la servidumbre de sus antiguos habitantes. El apartamento está situado arriba de la lavandería, conectado por un corredor cubierto pero separado totalmente del resto de la casa, por lo que gozo de una absoluta privacidad para trabajar en mi computadora y en mi caballete de pintar. Tuve que cambiar mis hábitos, ahora me acuesto y me levanto más temprano. No he conectado una nueva línea personal de teléfono para usar el Internet, pero espero hacerlo por medio de una línea inalámbrica en mi computadora portátil, que compré para mi próximo viaje. Prendí la computadora de mi escritorio, con más intención de oír música y disfrutar de mi café que de escribir en ella, pero temeroso de perder detalle de mi "sueño", me puse a escribir lo que fue la página "La Gran Mesopotámia", pero grande fue mi sorpresa al empezar a recordar cosas en las que no recuerdo haber participado. Sin saber que nombre ponerle, empecé a escribir esta nueva página. Lo primero que se me vino a la mente, fue pensar que había planes que Rafael no deseaba que recordara por estar ligado a revelaciones aun veladas. Sea como haya sido, esta es mi narración: Una vez terminada nuestra misión en palacio, nos dirigimos a casa de Daniel. Sus años de juventud habían pasado, era éste, un hombre en sus 70's. Respetado por el rey, cuyos antecesores, habían puesto a prueba al Profeta, que nunca deseo aceptar posiciones ni riquezas, solo la libertad para profesar su Fe y poder ofrecer sacrificios a su Dios único y olvidado, sin rendir adoración a los dioses Babilónicos, sin embargo, el rey le otorgo poder y riqueza, la cual compartió con sus amigos en destierro, Ananias, Misael y Azarias. Claro que esto no era del todo bien visto y les había causado grandes problemas a él y a sus amigos, de los cuales salieron adelante gracias a la ayuda proporcionada por Dios, pero a pesar de la admiración de Nabucdunezzer por sus "poderes mágicos de adivinación e interpretación de los sueños" así como el reconocimiento al inmenso poder de su Dios, su vida transcurría en un aislamiento, rodeado de solo unos cuantos sirvientes, conservando el poder y la riqueza a pesar de la desconfianza del nuevo monarca hijo del sucesor de  Nabucdunezzer. Rafael había decidido visitarlo en forma visible, por lo que entonces comprendí el porqué de la ropa que el Arcángel vestía, pero más risa me dió, al verme yo vestido de igual manera. Nuestros cabellos se trenzaron y de repente ambos teníamos una barba distinguida. Fuimos recibidos por un sirviente al cual, después de darle un mensaje a Daniel enviado por Rafael, este regreso presuroso a dirigirnos a la habitación del Profeta. ÉI parecía estar orando, pero en cuanto noto nuestra presencia, se levantó respetuoso a ofrecernos asiento. Bastante extrañado, le preguntó a Rafael sin rodeos, donde había obtenido el arte de la adivinación de sueños, pues no conocía en todo el reino, quien pudiera presentarse ante él, usando el contenido de un sueño como el que había tenido esa noche y que le mantenía preocupado orando. Rafael le contesto sonriendo, “No temas, que fue el Dios altísimo, el Dios de tus padres, el mismo al que tu rindes adoración, el que nos ha enviado”. Dicho esto, Daniel cayo postrado al suelo. Rafael continúo: “El sueño que tuviste, acaba de ser cumplido hace unos momentos. La mano escribiendo en palacio, fue la mía.  Soy un Arcángel de Dios y la persona que está a mi lado, es un ser humano igual que tú, pero nacido en otro tiempo, y que, por voluntad divina, viene hoy conmigo. Su misión en este país y este tiempo, es dar un mensaje al dios Asirio-Babilónico que ocupa el lugar de Horus en Egipto, y que no es otro que la serpiente mencionada en la Ley, en el libro de Génesis y que en este país es reverenciado y conocido como Pazuzi. Nuestra misión en esta casa, es darte la buena nueva de la interpretación de tu sueño, hecho ocurrido este día, que señala el final, no solo del rey y de su reino sino, además, el final de la esclavitud de tu pueblo en esta tierra. Esto tiene que ver también con el mensaje que será dado a conocer al Ángel Rebelde que he mencionado. Tu recibirás la visita de Gabriel en tus sueños durante los próximos años, él te hablará de la lucha final contra este demonio, así como de otra que habrá de acontecer en un futuro próximo, con la llegada del Mesías anunciada por los Profetas anteriores y posteriores a ti, así como por otros escribas sagrados. Algunos de estos hechos, serán ocultos a tu entendimiento hasta qua Dios decida revelarlos a su pueblo, mediante su más perfecta criatura, Tabernáculo Divino y Vaso Sagrado utilizado por Dios para engendrar a su hijo, y que al final de los tiempos, los dará a conocer a sus elegidos, por medio de apariciones y señales milagrosas y extraordinarias que harán retomar el camino de muchos que se han separado de Dios y de su Hijo”. Entonces, tomo el Arcángel tiernamente por los brazos a Daniel, y poniéndolo de pie, le dijo con su acostumbrada sonrisa: “ahora ve y prepárate a visitar el palacio, ya qua unos mensajeros del rey no tardaran en llegar, para pedirte que los acompañes ante él”. Y dicho esto, su cuerpo empezó a brillar y a desvanecerse, y ante mi sorpresa, a mí me ocurrió lo mismo.
De pronto nos encontramos a la entrada de un templo, cuyos sirvientes y guardias se inclinaban ante nosotros, suponiéndonos sacerdotes de alto rango, debido a nuestras vestimentas. Al llegar al patio central que era como una antesala del templo y que además parecía comunicar a otras salas de servicio y administración, así como habitaciones de sacerdotes y familiares, Rafael me señaló una gran puerta de madera que daba a la parte principal del templo y que guardaba la estatua de su dios. El sol estaba en el ocaso y las sombras empezaban a invadir el lugar, por lo que sirvientes del templo empezaban a iluminar las lámparas en los pasillos. Esta vez, me dijo Rafael:Tú entrarás solo a la entrevista, pero no tengas terror, en tí estará la fuerza de Dios que te protege.  Tampoco temas al hablar, pues todas las palabras serán puestas en tu boca. Al cruzar la puerta, tu ropaje será cambiado por el habito-uniforme de los Templarios que es blanco con una cruz color rojo en el pecho, cubriendo el traje de combate de metal engarzado. A tu cintura, llevarás una espada, que, en el momento elegido, habrás de desenvainar. Yo estaré aquí esperando tu regreso, su templo es tan irritante a Dios que mi presencia en él, lo destruiría al instante”. Decidido, crucé la entrada. Solo de recordar la figure de este dios, tan usada en las películas de exorcismo, me causo gran terror, además de que no tenía idea de lo que iba a pronunciar o a suceder. Recordando las palabras de Rafael refiriéndose a la protección de Dios en mí, pude comprender y experimentar la Fe de Daniel y de sus amigos, al pasearse entre los leones feroces o cantar alabanzas a Dios, sentados en medio de un horno cuyo calor era tan intenso, que mataba a los que se le acercaban.
La cámara era obscura y húmeda, dos lámparas pequeñas para el tamaño de esa sala iluminaban la figura del dios. Aunque Marduk, dios-dragón, era la deidad principal en toda Mesopotamia y que me hizo recordar a Luzbel - Ra o a todo el triunvirato junto. Pazuzi era un dios traído de asiria y los niños le eran ofrecidos como súbditos desde su nacimiento, a mi mente vino la figura de Moloch cuyo sacrificio de infantes en Canna, era su sacrificio preferido. Me estremecí al pensar que este dios, era el mismo que nuestras mentes negaban su existencia o dudaban de ella, al igual que de Dios y de su universo espiritual y que, sin embargo, seguíamos alimentándolo de estos sacrificios, mediante el aborto y tantas otras formas aceptadas que toman parte de nuestra doctrina y política de muerte de nuestras sociedades modernas del siglo XXI. Por fin llegué al frente del ídolo en cuyo altar se podían ver las manchas de sangre de los sacrificios, sangre de esclavos o de niños posiblemente. Tenía la cabeza de perro y unas alas grotescas salían y extendían detrás de su espalda. Entre sus piernas se enroscaba una serpiente, símbolo sexual de ésta cultura. Su altura no era muy grande como la de Marduck, que edemas era de oro puro y parecía tener unas piedras brillantes incrustadas en sus ojos que le daban una apariencia terrorífica, la estatua de Pazuzi por el contrario, era de piedra. Me plante a unos pasos delante del ídolo y moviendo mi espada de mi cintura hacia el frente, abrí un poco mis piernas y la apoye al piso tomándola firmemente entre mis manos en una pose clásica de oración de los Templarios, similar a la pose de descanso de los soldados con su rifle. Poco a poco las palabras vinieron a mi boca: “Tu aspecto no me engaña ni tu maldad me aterroriza. Fuiste lanzado del cielo junto con los demás Ángeles rebeldes a Dios y tu caída fue en la tierra, En la Biblia se te llamó “Satanás” o "acusador del hombre" y fuiste tú, quien lo tentó en el Paraíso y lo arrastraste contigo. Eres una de las siete cabezas del Dragón y Dios te dio poder en este planeta y te condeno a ser derrotado en él, junto con tus demás compañeros. En el principio de los tiempos, Dios derroto a la más poderosa de sus criaturas con uno de sus más pequeños, escogido por su celo y su amor hacia él, todo esto, siguiendo sus caminos que solo la mente divina de Dios es capaz de comprender. Lucifer fue derrotado por Miguel y con él, todos los demás que se unieron en su rebelión, desde entonces vuestro destino es morir. El segundo de vuestro triunvirato cómico que se quiso comparar con la Trinidad Divina, se hizo llamar Belcebú, a quien Dios, en forma humana, pero sin perder su naturaleza divina, llena de absurdos y misterios para vuestras mentes, derrotará en el transcurso de los tiempos y le arrebatara las llaves del infierno, al cual serán arrojados todos ustedes, junto con aquellos que le niegan o rechazan, y sus puertas serán selladas para siempre. Y Tú, Satanás, cuya soberbia encendida ha mantenido la muerte a su lado, serás el último de este triunvirato en ser derrotado, esta vez por su espíritu Divino que consumirá el fuego de tu soberbia con el fuego de su Amor. Instigaste contra el hombre y lo quisiste separar de su Creador, y lo incendiaste con tu soberbia y alentaste a ser igual que su Creador, elevándose a su altura, cometiendo el error que ustedes mismos cometieron. Dios los condenó por eso, a ser derrotados por una misteriosa persona de su Divinidad e incendio al hombre con su Espíritu, que en el final de los días los derrotará y sellará su sentencia a ti y a los que, como tú, se rebelaron contra su autoridad.
Hoy vengo a recordarte la sentencia que Dios ha promulgado para ti y todos ustedes: Tu fin está cerca, así como tu Reino en la tierra, la cual será devuelta al hombre en una nueva creación y en un nuevo cielo. Él será como los Ángeles de Dios y cuidará del universo físico, disfrutando además de su presencia y de su gloria.
Los Templarios injustamente condenados por tus mentiras, serán redimidos y los que siguieron a tu lado, te seguirán hasta el fin”.
Los ojos de la estatua brillaron con intensidad y su cuerpo pareció cobrar vida al tiempo que, sacando mi espada, la esgrimir ante él y forme una Cruz de fuego que le hizo lanzar aullidos de rabia y de dolor para quedar finalmente paralizado en su forma de piedra y después, ir comprimiéndose hasta el tamaño de un punto negro y desaparecer, destruyendo la materia de la cual estaba hecha el ídolo enviándolo a un universo de tinieblas. Colocando de nuevo la espada a mi cintura, di mi espalda a su altar diabólico que permaneció como testigo mudo de lo acontecido y abandoné la sala cubierta por la oscuridad, siguiendo una estela de luz en el suelo que me llevó hasta el patio donde Rafael me esperaba.
Varios sirvientes corrían presurosos al interior del templo, atraídos por el ruido de los gritos de dolor, producidos por el demonio y después de percatarse de la desaparición de la estatua de su dios, salieron gritando y llamando a los guardias. En ese momento las ropas de Rafael y las mías, empezaron a brillar y nuestras figuras a desvanecerse ante la mirada sorprendida y aterrorizada de guardias y sirvientes que cayeron al suelo.
Esto es lo que recuerdo de esta parte de mi sueño que parece haber sido cubierto con un velo misterioso. Cada vez estoy más seguro, de que el imprevisto despertar que tuve, se debió a que oí y presencie cosas que aún no deben de ser reveladas, tal vez se me permita recordar algunas cosas más que habré de publicar en las páginas siguientes de mi libro o en nuevos libros.
Cierta vez, platicando con mi Ángel Guardián, le comentaba de este capítulo escrito, además de que le hacia la pregunta de por qué no había estado conmigo, como Dios le encomendó a estar a mi lado para protegerme.
Él me miro con un brillo peculiar en sus ojos que siempre reconoceré en los personajes que adopta, y esbozando su acostumbrada sonrisa me dijo: Rafael siente un rechazo inmenso por Satanás, y pienso que él, será quien, inflamado del Espíritu de Dios, se le enfrente al final y lo derrote, no Miguel como se piensa. En cuanto a mí, ¿quién crees que era la espada poderosa en tus manos, la cruz de fuego que formaste y la estela luminosa que te guio de regreso en medio de las tinieblas que inundaron el templo?Dicho esto, ambos nos reímos y nos dimos la mano uniendo nuestros pensamientos alabando a Dios mientras saboreaba yo mi café y él, su jugo de frutas naturales, en aquel tranquilo lugar en el cual nos encontrábamos platicando.

No hay comentarios:

Publicar un comentario